La disciplina es, quizás, una de las virtudes que más cuesta conseguir. La buena noticia es que podemos entrenarla día tras día, podemos mejorar y esto traerá innumerables beneficios a todas las vertientes de nuestra vida: nuestro trabajo, nuestra vida social y, sobre todo, nuestro cuerpo siempre que la apliquemos al entrenamiento.
Tener claras nuestras prioridades es algo básico a la hora de tomar decisiones: ¿qué es más importante para ti? ¿aquello que quieres ahora o lo que quieres conseguir a largo plazo?Hacer una lista, aunque sea mental, con nuestros objetivos y metas nos ayudará a centrarnos en ellos y a que el sacrificio que muchos de ellos suponen parezca un poco menor.
A la hora de llevar una vida sana y saludable y cumplir con nuestros objetivos de fitness, la disciplina es nuestra mejor amiga. En muchas ocasiones al día nos preguntaremos si todo lo que hacemos nos lleva a algún lado: ¿merece la pena machacarse en el gimnasio? ¿merece la pena cuidar nuestra alimentación?
Aclara tus prioridades: siéntate y piénsalo bien, y si descubres que tu prioridad es tu salud a largo plazo o simplemente tener una buena estética, entonces enhorabuena porque tu viaje habrá merecido la pena. Las decisiones no se harán tan difíciles de tomar porque te encaminan hacia tu objetivo.
Descubre tu motivación, elige qué quieres hacer y ponte manos a la obra, ¡el resultado merece la pena!
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